jueves, 5 de mayo de 2011

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO

Habla simplemente cuando sea necesario.
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi.
No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas, porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi.
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo: escucha y refleja la energía.
      El Universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el Universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en la vida.

      No te des mucha importancia y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente, prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones.
      Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el Tao.
      Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar.
      El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente.
      Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.
      Si realmente hay algo que no sabes, o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener la razón y siempre dar su opinión personal.
Evita juzgar y criticar. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder tus propias debilidades. El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra. Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resuelto de ti mismo.
Deja que cada cual resuelva sus problemas y concentra tu energía en tu propia vida. Ocúpate de ti mismo, no te defiendas. Cuando tratas de defenderte, en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión.
      Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo.
      Toma un día a la semana para abstenerte de hablar. O por lo menos unas horas al día, según lo permita tu organización personal. Este es un ejercicio excelente para conocer y aprender el Universo del Tao ilimitado en lugar de tratar de explicar con palabras qué es el Tao.
      Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial, dejando aparecer la Luz de tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio.
      Hay que tener cuidado de que el ego se quede tranquilo y en silencio.
      Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen capacidad de ser.

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