viernes, 16 de septiembre de 2011

BÚSQUEDA DE LA PULGA GRUÑONA

      Este juego resulta indicado esos días en que tu hijo no deja de protestar. Hay que buscar la causa del problema ya que quizás haya una pulga gruñona en el cuarto. Cuando la encontréis y hayáis expulsado a ese insecto insidioso de la habitación, allí no se oirán más que risas.
      Busca minuciosamente a esa pulga gruñona ficticia por todo el cuerpo del niño. Inspecciona las orejas, las axilas; mira debajo de la camisa, en los bolsillos..., y cuando la encuentres, captúrala y échala por la ventana.
      Ten cuidado ya que puede dar un salto y escaparse de las manos aterrizando en otra persona. ¡Entonces tendrás que volver a encontrarla!
      Una vez eliminada la pulga gruñona, busca tranquilamente al insecto amoroso.. ¿Dónde? Entre las flores, entre las mantas suaves... Es posible que haya más de un insecto; en ese caso cada uno de vosotros puede buscar su propio insecto amoroso.
      Si lo encuentras, trátalo con amabilidad y luego dile a tu hijo que se lo ponga en alguna parte de su cuerpo, por ejemplo, detrás de la oreja, en un bolsillo, o en el corazón.
      Así, una simple frase como "¡a ver si encontramos a tu insecto amoroso!" será un mensaje corto y útil esos días en que tu hijo parezca haberlo perdido y necesite ayuda para encontrarlo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

QUERER NO ES CONSENTIR

Consejos para padres:

- Dile con frecuencia a tu hijo que le quieres, pero no vincules ese afecto con la evitación de responsabilidades por su parte.
- Imponle unas normas y unos límites y no cedas a cambio de mimos por su parte. Tiene que aprender que el cariño no está reñido con la presencia de normas.
- Fomenta su autonomía invitándole a hacer las cosas por sí mismo, aunque en principio le cueste.
- No acudas en su ayuda a la menor dificultad. Aprende a esperar y aguanta las ganas de socorrerle. Verás como finalmente él solo termina lográndolo.
- No le des las cosas que pida sólo porque insista mucho o porque estás cansado de oírle. Si lo haces, le estarás enseñando un modo anómalo de conseguir lo que quiere de forma arbitraria. Nunca lo hagas si la petición viene precedida de una rabieta.
- No le chantajees tú a él ofreciéndole  cosas a cambio de mimos o caricias: "si me das un beso te compro el juguete que querías".
- Procura no interferir en la resolución de problemas con otros niños, a no ser que veas que el tuyo está en franca desventaja.
- No dramatices ni exageres a la hora de calificar una posible eventualidad, como una caída, una pelea u otra contrariedad. Al contrario, quítale importancia para que el niño se acostumbre a no quejarse por pequeñas cosas y a desdramatizar los inconvenientes cotidianos.
- Nunca rivalices con tu pareja delante del niño por su afecto, ni le quites autoridad si ha puesto un límite o una norma.
- Define qué normas vas a implantar a partir de ahora para que, llegado el momento, no flaqueen tus fuerzas ante la presencia del niño. Discútelas con tu pareja para que no haya fisuras.
- Si tiene una rabieta, no le prestes atención. Limítate a recordarle lo que esperas de él. 
- Recompénsate cada vez que hayas logrado zafarte de la presión emocional de tu hijo y te hayas mantenido firme.

AMAR

Amar es la más importante de las lecciones

      La lección más importante, el verdadero despertar en el camino espiritual, es reconocer el amor en nosotros mismos y en los demás. Toda disciplina espiritual, la que escojamos, debería tener esta meta como la única a perseguir. Pero no se aprende sino a través de la acción. Amando. Y especialmente a aquellos que creemos que no merecen nuestro amor.
      Ser indiscriminados al compartir el amor es la prueba de fuego en este despertar interior. Amar en todas las direcciones, sin discernimiento. Esta es la actitud que derriba todas las barreras donde aun tenemos escondido el sufrimiento. No hay dolor más grande que el de no compartir amor. Es tan grande, que muchas veces lo disimulamos con personalidades fuertes, planes exitosos o depresiones. Y todo para seguir guardando bajo llave el amor que nos negamos a dar a alguien que aparenta no merecerlo. ¡Y ese es nuestro maestro! el que nos viene a enseñar a amar.
      Si nuestra capacidad de dar amor es limitada, así también será nuestra capacidad de recibir amor.
      Demos y recibamos. A todos, para todos.