RESPONSABILIDAD

     Eres el arquitecto de tu propio destino. Todo lo que eres y serás depende de ti. De ningún modo puedes trasladar tu responsabilidad a los demás Si echas la culpa de las cosas que te pasan a otros, entonces no podrás cambiar tu realidad, porque no depende de ti.

     

     Si aceptas hacerte responsable de tu vida, no podrás echar la culpa a los demás de las cosas que suceden. No sirve de nada lamentarse ni justificarse. Si no te gustan las cosas, de ti depende modificarlas, entonces no te lamentes, sencillamente acéptalas.

     La mayoría de la gente se pasa la vida en el valle de las excusas, buscando excusas a todo lo que no ha podido hacer o tener, en lugar de luchar y progresar. Las excusas nos impiden avanzar y nos debilitan. Pregúntate ¿qué excusa estoy utilizando para no seguir adelante?

     Tolstoi y sus hermanos jugaban a que en el jardín había un gran cofre que contenía todas las respuestas a todos los enigmas de la vida y este cofre se podría encontrar debajo de un gran arbusto, siempre que no se pensara en un gran conejo blanco. Siempre que uno no pensara en el gran  conejo blanco, uno encontraría la respuesta a todos los enigmas de la vida. Por supuesto, nadie encontró el cofre ni las respuestas al gran enigma de la vida, porque nadie podía dejar de pensar en el gran conejo blanco.

     ¿Cuál es tu gran conejo blanco? ¿Cuál es la excusa que se materializa en tu mente cuando intentas hacer algo por mejorar? Te dices: no puedo hacer esto porque... o me gustaría pero no puedo porque soy demasiado joven, alto, bajo, culto, inculto... ¿Cuál es tu excusa?

     La vida es una sucesión de retos, obstáculos, dificultades que hemos de afrontar. La diferencia entre las personas que les va bien y las personas que les va mal, no es la diferencia de problemas, porque todos los tenemos. La diferencia entre triunfar y dejarse llevar por los acontecimientos está en las respuestas que damos a los problemas. Hay que responder con eficacia a los problemas que se nos plantean, sin excusarnos.

     Para hacer frente a los grandes retos que nos encontramos en la vida, hay que empezar a hacer frente a los pequeños retos de todos los días. Pase lo que pase, hay que aceptar el reto, aceptar la responsabilidad, negarse a buscar excusas y seguir adelante.

     Siempre somos libres de elegir. Decidimos cuándo enfadarnos, decidimos cuándo estar tristes, decidimos las actitudes que tenemos por la mañana al levantarnos, decidimos la calidad de nuestra vidas.