AUTOESTIMA

    Hoy voy a hablaros de la primera estrategia que podemos poner en práctica los padres para influir positivamente en la autoestima de nuestros hijos. Antes deciros que la autoestima es la clave de la felicidad y afecta a todo lo que hacemos en la vida. Como decía Séneca "importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo, que lo que opinen de ti".
    Los niños no nacen con autoestima, esta se va desarrollando con las experiencias del niño y con las reacciones de los demás. Los padres no somos totalmente responsables del grado de autoestima de nuestros hijos, pero sí desempeñamos un papel de primer orden.


    Primera estrategia: NO JUZGARLOS. Para que los niños se sientan seguros con nosotros, debemos comunicarnos con ellos de forma que no implique juicios. El juicio es el núcleo de los desórdenes emocionales y de la baja autoestima. Omitir juicios es difícil, ya que la mayoría de nosotros ha pasado la visa siendo juzgado.
    Es habitual que los padres enviemos a nuestros hijos a las fiestas con el desinflador de confianza: "pórtate bien". Esta frase infiere ni mas ni menos que "dudo de ti". Si en cambio le dijéramos "espero que recuerdes las normas", el niño sabría lo que se espera de él sin sentirse embadurnado por juicios. La duda acerca de su comportamiento es bien distinta que la duda en torno a su valor.


    Ejemplos:
"Eres tan lento" - "Temo que llegues tarde a la escuela"
"No seas sucio" - "No quiero tener que barrer las migas que dejas caer"
"Que desordenado eres" - "Este desorden me aburre"
"Eres un mentiroso" - "No puedo contar con tu palabra cuando no coincide con lo que haces"


    Los hijos seguirán siendo juzgados por amigos y otras personas, pero podrán pasar por alto los juicios ajenos si la gente importante de su vida no los ha ahogado en evaluaciones personales, principalmente durante los primeros 8 años de vida.